¿Cuál es el futuro del T-MEC?

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Anuncia José Medina Mora su intención de continuar al frente de Coparmex para el 2024José Medina Mora Icaza Fundador y Presidente del Consejo de Administración de CompuSoluciones

El T-MEC entró en vigor el 1 de julio del año 2020 después de varios meses de negociación y colaboración entre gobierno, empresarios y especialistas de los tres países. Su intención principal es impulsar la integración económica de la región por medio de medidas, un marco institucional y reglas claras para el libre comercio y la certidumbre jurídica a la inversión, continuando lo realizado en el TLCAN, tratado similar que estuvo vigente durante 26 años.

Durante los años que se ha implementado, el T-MEC ha permitido fortalecer aún más la relación comercial entre México y EUA, siendo el vecino al norte nuestro principal socio comercial, y se han impulsado procesos altamente prometedores como el nearshoring o relocalización. Y cuando se han tenido diferencias o algún país ha tomado decisiones cuestionables, los mecanismos establecidos en el propio Tratado se han activado para resolverlas.

Sin embargo, la llegada de un nuevo gobierno en Estados Unidos ha implicado diversas acciones que han atentado contra lo establecido en el T-MEC: un claro ejemplo es la imposición de aranceles a la exportación de productos como aluminio, acero y automóviles a México y Canadá, (además de muchos otros países) a pesar de que las reglas previamente establecidas van en contra de estas acciones.

Ante este escenario, tanto autoridades como organismos empresariales de México han reaccionado y han buscado negociar el tema con sus principales socios para buscar alternativas de solución, pues de continuar, se seguiría afectando la presente y futura relación comercial entre países cuyas economías ya están altamente integradas.

Para México, será importante prepararse lo antes posible para llevar a la negociación todos los argumentos que hacen que nuestras economías estén tan integradas en sectores como el automotriz, el tecnológico y la manufactura, así como las grandes pérdidas que implicaría la cancelación del tratado.

En momentos de múltiples cambios en el orden global, y de alta competencia comercial entre países, Norteamérica puede ser aún más competitiva si se establecen reglas justas y acuerdos que se respeten y den certidumbre a la inversión, e incluso que potencien la continuidad de procesos como el nearshoring.

Asimismo, México también tiene el reto de seguir atendiendo sus desafíos internos como garantizar seguridad, energía limpia e infraestructura, certidumbre jurídica para la inversión, y ser cada vez más competitivo para diversificar su economía, y tener las mejores herramientas de negociación.

El futuro del T-MEC se conocerá en los próximos meses, y México debe de estar preparado.

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