MACALLAN, BELLEZA EN CADA GOTA

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Imagina un whisky que no solo se bebe, sino que se contempla. Que no solo huele a madera y vainilla, sino que narra siglos de maestría en cada destello de su botella. The Macallan acaba de dar un paso audaz hacia el futuro sin soltar la mano del pasado, y lo hace con una renovación visual tan profunda como su sabor: elegante, intensa, inolvidable.

Diseñada por el icónico David Carson, la nueva imagen de las colecciones Double Cask y Sherry Oak no es solo un cambio de envoltorio: es una declaración de intenciones. Cada curva de la botella evoca el tejado verde de la destilería, fundiéndose con la tierra escocesa. La etiqueta triangular, audaz y simbólica, rinde homenaje al Triángulo de Jerez —ese rincón andaluz que, con sus vinos generosos, da vida a las barricas que envejecen este néctar ámbar.

Pero lo más mágico está dentro. En cada sorbo, el roble europeo y americano se funden en un baile de sabores: pasas, caramelo, especias, un toque de naranja confitada. Y en la etiqueta trasera, un nuevo código visual revela el alma de la barrica que lo crio. Incluso hay un código QR para rastrear su autenticidad —porque lujo también es transparencia.

Este no es solo un whisky. Es una obra de arte líquida, donde diseño, tradición y sabor caminan juntos.
¿Lo mejor? Está listo para ser servido, admirado… y saboreado lentamente, como quien celebra un momento que no se olvida.
The Macallan ha vuelto. Y esta vez, brilla aún más.

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