Pharrell Reinventa lo Británico

Para la colección Resort 2026 de Louis Vuitton, Pharrell Williams ha tejido un relato inesperado pero encantador: el de la elegancia británica reinterpretada a través del vínculo afectivo entre humanos y perros.

En esta nueva propuesta, el director creativo de la maison francesa se sumerge en el campo inglés para fusionar tradición sartorial con guiños lúdicos, creando una narrativa tan refinada como entrañable.

La colección se ancla en códigos clásicos del vestir masculino británico: los abrigos de tweed príncipe de Gales, las chaquetas de caza en tonos terrosos, las botas de cuero encerado y los pantalones con pliegues impecables evocan una herencia aristocrática atemporal. Pero, como ya es sello de Pharrell, la estructura nunca se impone al juego.

A esos códigos tradicionales se les suman toques inesperados: estampados de huellas caninas bordadas en cashmere, pañuelos de seda ilustrados con retratos de razas como el setter inglés o el bulldog francés, y accesorios que roban cámara, como los bolsos en forma de beagle.

No es casual que Williams elija al perro como eje conceptual. El animal se convierte en símbolo de lealtad, cercanía emocional y elegancia sin pretensión.

Esta conexión afectiva se traduce en prendas que, aunque cargadas de savoir-faire, transmiten calidez y sentido del humor. Incluso en su campaña visual, fotografiada entre pastos brumosos y bibliotecas con aroma a té, los modelos interactúan con perros reales, reforzando la convivencia entre el mundo humano y el animal.

Louis Vuitton, bajo la mirada de Pharrell, se reafirma como un laboratorio donde la moda se entrelaza con el afecto, el paisaje y la historia. El resultado es una colección que no teme al riesgo emocional ni al guiño juguetón. El lujo no está solo en los materiales, aunque abundan la lana escocesa, el terciopelo y el cuero curtido, sino también en la sensibilidad con la que se articula cada pieza.

Con Resort 2026, Pharrell Williams no solo viste a un hombre contemporáneo con alma de gentleman rural, sino que también nos recuerda que la moda puede ser un acto de ternura, ironía y conexión profunda.