El Gigante del Mar

Ya sin el bullicio del Gran Premio de Mónaco, el Puerto Hércules recupera su ritmo. Pero hay algo que permanece y sigue atrayendo miradas: el Symphony. Con sus 101 metros de eslora y una línea arquitectónica que parece esculpida por la brisa, este superyate firmado por el estudio de Tim Heywood es mucho más que una embarcación: es una declaración de intención flotante. El Symphony, está valorado en 150 millones de dólares, cuya propiedad se atribuye al presidente de LVMH, Bernard Arnault.
El Symphony abarca seis cubiertas, ofreciendo alojamiento para un total de 20 invitados en ocho lujosos camarotes. Su interior, creado por Zuretti Interior Design, presenta una armoniosa mezcla de paneles de madera clara, muebles neutros y detalles dorados que evocan una atmósfera de opulencia y comodidad. Algunas de las características más destacadas incluyen una piscina con fondo de cristal, cines tanto al aire libre como en el interior y un club de playa equipado con un tee de golf emergente.
Movimiento y precisión se encuentran en este prodigio naval, que alcanza los 21 nudos impulsado por motores MTU diseñados para recorrer largas distancias con soltura y fluidez. A su llegada al bullicioso puerto, el Symphony se une a otra joya, el Sarastar, que presenta un exclusivo hipercoche McLaren Solus GT en su cubierta. Esta concentración de lujo resalta la creciente relación entre el superyate y la Fórmula 1, dentro de la cual Louis Vuitton ha encontrado recientemente un papel destacado, uniendo así el mundo de la moda y la competencia automovilística de manera única.
A su llegada al bullicioso puerto, el Symphony se une a otra joya, el Sarastar, que presenta un exclusivo hipercoche McLaren Solus GT en su cubierta. Esta concentración de lujo resalta la creciente relación entre el superyate y la Fórmula 1, dentro de la cual Louis Vuitton ha encontrado recientemente un papel destacado, uniendo así el mundo de la moda y la competencia automovilística de manera única.