El rincón más poético

En un rincón escondido de la Costa Brava, allí donde el litoral catalán se ve modelado por el viento de tramuntana y la fuerza del Mediterráneo, el agua da forma a un escenario bucólico en el que hace poco más de un siglo nació un pequeño núcleo con alma artística y devoción por el mar. En un proyecto a manos del arquitecto Rafel Masó, poco a poco se levantaron chalets y edificios de estilo noucentista, que se mezclan hábilmente con el entorno natural de playas y vegetación que los rodeaba. Atravesando este rincón idílico del Baix Empordà, se abre también un tramo del Camí de Ronda, una de las rutas más emblemáticas de la península que permite recorrer parte del norte del litoral catalán y que lleva años robando el corazón a miles de caminantes que quieren descubrir este destino a pie. Tal es la belleza de este enclave, que incluso sus paisajes se han convertido en escenario de la gran pantalla a manos de Alejandro Amenábar, en su película ganadora del Oscar, Mar adentro.
A medio camino, dejando atrás Cala Pedrosa, sobresale abocado al mar el mirador más emblemático del tramo (pero no el único), característico por su forma circular y su silueta en forma de templete clásico soportado sobre ocho columnas. Encaminando el tramo final de esta ruta, otra de las panorámicas que viven en el imaginario de todos aquellos que ya han pasado alguna vez o que han visto alguna imagen que les ha despertado el interés, son las escaleras que, dibujadas encima de la roca escarpada, bajan directamente al mar, dejando una de las escenas más icónicas de la Costa Brava. Poco después, aparece la extensa playa de Sa Conca, que con sus 400 metros y un estilo menos salvaje, señala el final de este tramo.
Desde hace años, S’Agaró se ha convertido en el destino utópico de todos aquellos que llegan a Cataluña para conocer este rincón del Mediterráneo. Su pintoresco núcleo urbano forma parte del municipio Castell-Platja d’Aro y en 1995 fue declarado y protegido como Bien Cultural de Interés Nacional.
El Camino de Ronda donde las escaleras besan el mar ha llegado a hospedar a celebridades como Elizabeth Taylor, Orson Welles y Robert de Niro, entre otros, que también se enamoraron de este rincón.