El bosque donde respira el arte
Ubicado a 200 kilómetros al norte de Bangkok, en el corazón de la región de Nakhon Ratchasima, el Khao Yai Art Forest ha sido descrito por su director, Stefano Rabolli Pansera, como un lugar que evoca la épica de Fitzcarraldo, la famosa película de Werner Herzog sobre un hombre dispuesto a todo por llevar la ópera al Amazonas. Y es que, tras recorrer sus senderos, una oleada de creatividad se siente en el ambiente, donde monumentales esculturas y obras interactivas cobran vida en medio de la jungla tailandesa.
Rabolli ha traído también a la renombrada artista japonesa Fujiko Nakaya, cuya instalación Bosque de niebla transforma el paisaje con vapor, creando un ambiente etéreo que invita a los visitantes a sumergirse en la naturaleza de una forma completamente nueva.
La filántropa tailandesa-coreana Marisa Chearavanont, creadora del bosque, ha llevado a cabo una labor de recuperación medioambiental sobre las 65 hectáreas que antes eran monocultivos. Al regresar a su estado natural, el bosque ahora se reencuentra con un ecosistema vibrante y lleno de vegetación nativa. En este sentido, la sostenibilidad se convierte en un pilar fundamental del proyecto, donde tecnología y arte se fusionan para rendir homenaje a la naturaleza que los rodea.
El K-BAR, diseñado por Michael Elmgreen e Ingar Dragset, actúa como un contrapunto irónico al sumergir a los visitantes en un ambiente de frustración al encontrarse con un bar que solo abre un sábado al mes. Esta interacción inesperada invita a cuestionar lo que significa un bosque y cómo nuestras expectativas pueden ser desafiadas.
Khao Yai Art Forest busca posicionarse como el nuevo destino cultural en Tailandia, haciendo énfasis en la riqueza de la tradicional cultura de Isaan, aún eclipsada por las grandes ciudades y destinos turísticos. Este vibrante espacio cultural es un desafío a la forma en que concebimos la naturaleza, el arte, y su interrelación.
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